martes, 5 de agosto de 2014

Los charranes de Trengandín.

Aprovechando mi estancia en Noja, el martes 29 de julio me pasé por la Playa de Trengandín, pero esta vez y al contrario que en años anteriores, me llevé los prismáticos pues sabía que por la playa se veía una especie de ave que me interesaba. 
Cuando llegué sobre las 13:00, la marea estaba baja, y sobre unas rocas que sobresalían del agua, localicé a las aves que buscaba. Estoy hablando de los charránes patinegros, que recién llegados de sus colonias de cría en las Islas Británicas, se preparaban para pasar el invierno en las costas del Mar Cantábrico. Allí estaban, posados sobre las rocas a escasa distancia de los seres humanos, y yo con el agua hasta la cintura observándoles con los prismáticos. 
La mayoría de las aves posadas sobre las rocas eran juveniles, y de vez en cuando aparecían adultos con peces en la boca para alimentarles. Parece mentira que hayan venido desde GB y aún no puedan cazar por si mismos. 

Los que si que cazaban por si mismos eran sus progenitores, que me deleitaban con sus espectaculares zambullidas en busca del alimento. Se lanzaban al agua en picado como si de misiles se tratasen, y emergían con peces que habían tenido la mala suerte de acabar en su pico. Todo un espectáculo, del que también gozaban cormoranes moñudos y gaviotas patiamarillas posados sobre las rocas que más alejadas estaban de los bañistas. 


Tras más de una hora observándolos, me marché, pero esa misma tarde volví. 
Sobre las 18:30, la marea estaba alta, y tan solo unas pocas rocas muy próximas a la orilla sobresalían del mar. Sobre esas rocas se encontraban los charranes. Esta vez les pude ver cerquísima, de hecho, pude hacer alguna foto (con el móvil) a los adultos que se aproximaban a las rocas para alimentar a sus "hijos".






Esa misma tarde, también vi cornejas negras y una garza imperial que se dirigía hacia las Marismas de Victoria que nos pasó por encima. 

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