jueves, 21 de agosto de 2014

¡El Adaja no defrauda!

Aprovechando que estoy en Ávila y el curso no ha empezado aún, el martes 19 de agosto por la mañana, decidí darme una vuelta junto al río Adaja, haber que caía...

Salí de casa a las 10:00 y empecé mi itinerario en el puente de la N-403. Andando hacia el Norte, por un camino que sigue el curso del río, veía mirlos, herrerillos, jilgueros, zarceros políglotas (entre los que vi un mosquitero, que no supe identificar) y hasta un papamoscas cerrojillo hembra. Un poco antes de llegar al puente romano o de piedra (no tiene nombre específico), me pasaron volando dos oropéndolas sobre mi cabeza.


Una vez que pasé el restaurante "El Molino de la Losa" el trayecto se empezó a animar. A mi derecha, tenía al río donde no daba a basto con los pajarillos. Herrerillos, carboneros, pardillos, pinzones vulgares, jilgueros, verdecillos, verderones, gorriones comunes y alguno más que se me escapa. A mi izquierda, tenía un baldío. Allí, posados sobre los matorrales que emergían de la tierra, un alcaudón común y hasta cuatro alcaudones reales meridionales (o reales a secas) custotiaban el terreno en busca de alguna presa, mientras un mosquitero musical se internaba en un arbusto y los abejarucos europeos revoloteaban en busca de algún insecto. También vi dos águilas calzadas y un busardo ratonero escudriñando los cielos. Desde allí hasta la Presa de Fuentes Claras, no hubo nada destacable (a excepción de otros dos papamoscas cerrojillos, un juvenil y otra hembra).


Papamoscas cerrojillo hembra, embalse de Fuentes Claras
Una vez en la presa, decidí adentrarme en el embalse que sucedía a Fuentes Claras: el embalse de las Cogotas. Comencé a caminar por la orilla Occidental del embalse, en dirección al Norte. Al poco rato apareció un solitario zampullín chico, seguido por los andarríos chicos, muy comunes en el Adaja en cualquier época del año. En las orillas lavanderas cascadeñas y blancas se alimentaban de lo que pillaban en el fango, y de vez en cuando, pasaban volando cormoranes grandes y garzas reales, y buitres leonados y milanos reales en los encinares que rodean el embalse. De repente, aparecieron volando cuatro aves. ¡Avocetas! A muchas personas que vivan en el Sur o en el litoral mediterráneo les parecerán aves habituales, pero verlas aquí en Ávila y sobre todo en el embalse de las Cogotas es toda una cita. Venían del Norte del embalse y se desplazaban en dirección Sur, pero en seguida cambiaron de dirección se volvieron por donde habían venido. Poco después, pasaron tres gaviotas sombrías volando.

Embalse de las Cogotas
Tras andar y andar llegué a un lugar en el que vi alrededor de 60 cormoranes grandes, 15 garzas reales, un par de garcetas comunes y una cigüeña blanca, que al rato salieron volando pues mi presencia les resultaba incómoda. Se hacía tarde, así que decidí marcharme. A la vuelta vi un juvenil de águila imperial ibérica sobrevolando los encinares colindantes junto a unos buitres leonados. Pero esa no fue la única sorpresa de la vuelta, pues justo después de ver al águila imperial, empecé a oir un chillido muy agudo. ¿Qué pájaro sería el responsable de tal chillido? Parecía que el autor de tal chillido (que se oía por todo el embalse) se encontraba en la orilla, tras una roca. Rodeé la roca y me quedé helado al ver al animal que producía ese ruido. ¡Una NUTRIA! No me lo podía creer, tenía una nutria a dos metros de mi, pero eso no era todo, lo más curioso y emocionante a la vez es que mi presencia no parecía incomodarla, es más se dejó grabar y fotografiar con el móvil!

Algunas fotos:





(En breve subiré los vídeos que hice)


El que no parase de chillar y no le importase que estuviera al lado suyo, se debe a que era un juvenil. Durante los (aproximadamente) 20 minutos que estuve contemplándola, oí como otra nutria (aparentemente en la otra orilla) contestaba a sus chillidos. Se trataría de su progenitor, que andaba buscándola.

Dejé a mi amiga la nutria, y reanudé mi marcha hacia el hogar. Desde allí hasta el final del trayecto sólo puedo destacar dos gaviotas reidoras (con plumaje invernal) descansando en la orilla del embalse y una curruca carrasqueña hembra entre un arbusto que se encontraba en la orilla del embalse de Fuentes Claras.

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